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jueves, 31 de octubre de 2013

Carrilleras de Ternera al Vino Tinto

Recetas para Navidad

Esta es una receta excelente para la comida de Navidad: los ingredientes no son caros, se debe dejar preparada la víspera y queda fantástica. Yo la puse como principal en la Navidad de 2012 y fue un éxito. He decidido publicarla ahora porque realmente creía haberla perdido, menos mal que la mande por mail y he rescatado el correo electrónico, sería una pena no tenerla publicada y el mejor sitio donde guardarla es el blog.

La receta no es mía, la encontré en este blog y simplemente he modificado ligeramente la redacción, pero tan ligeramente que he dejado todo tal cual lo escribió su autor, simplemente he omitido algunos chascarrillos personales que no venían al caso para reproducir aquí la receta.

Carrilleras de Ternera al Vino Tinto

Ingredientes (para 4 personas):

- Carrilleras (1 kg.)
- 2 cebollas grandes
- 2 puerros
- 2 dientes de ajo
- 1 tomate maduro
- Vino tinto
- Vino de Oporto (o similar)
- Brandy o Cognac
- Sal
- Tomillo
- Pimienta negra en grano
- Cayena
- Laurel
- Aceite de oliva
- Una "nuez" de mantequilla

Las carrilleras provienen de la carne de la zona mandibular, el papo o moflete del animal, y resultan al paladar suaves, gelatinosas y fundentes.

Elaboración:

Limpieza de la carne. En cada carrillera podréis observar una especie de telilla blanca, tendones y zonas nerviosas que hay que eliminar. Hay que quitar todo lo sobrante, con un cuchillo bien afilado, procurando no llevarse la carne magra en el intento. Debemos dejar la pieza entera, roja y magra, con el aspecto de un solomillo, por decirlo de algún modo y salvando las distancias. Otra opción es encargarle al carnicero que las limpie.

Una vez limpia la carrillera, se sumerge durante unos minutos en agua fría con un chorro de vinagre para eliminar posibles restos de sangre, impurezas, etc.

A continuación las introducimos (previamente pasadas por el chorro de agua fría y escurridas) en una cazuela o fuente donde entren bien y las cubrimos con medio vaso de brandy, medio de vino de Oporto (o similar) y vino tinto suficiente para cubrirlas por completo (y tres dedos más). El vino tinto ha de ser "bebible". Nada de "Don Simón", tetrabricks, garrafón ni similares. No os voy a pedir que utilicéis un "Vega Sicilia", pero un crianza o parecido les va muy bien. Se aconseja cocinarlas en el mismo vino que se vaya a beber mientras las degustemos. Les añadimos también unos 10 o 12 granos de pimienta negra entera, un poco de tomillo y una puntita de hoja de laurel. No os paséis con las especias. En la maceración, los sabores de todas ellas se potencian y pueden llegar a resultar un poco "agresivas".

Colocamos esta cazuela en la nevera, tapada con papel film para que no adquiera aromas extraños, y dejamos macerar hasta el día siguiente.

Al día siguiente, escurrimos las carrilleras pasándoles un paño limpio o un poco de papel de cocina, SIN APRETAR para que no suelten el líquido absorbido y reservamos el vino, que es con lo que se elaborará la salsa.

Si tenemos una olla rápida las haremos (la primera parte de la cocción) en ella. Si no, en olla express y, si no hay más remedio, en una cazuela tradicional. Este primer golpe de calor "rápido" hará que, aparte de reducir el tiempo de cocción, resulten más melosas y tiernas. Es mejor que la cazuela NO tenga fondo antiadherente ya que, para conseguir una buena salsa, es mejor que la carne "se agarre" ligeramente en el proceso que a continuación veremos.

Una vez seleccionada la cazuela, le añadimos una cucharada de aceite de oliva que justo cree una película grasa en el fondo y ponemos a fuego fuerte. Una vez el aceite esté "fuertecito", introducimos una carrillera y la doramos por todas sus partes. Es importante que no las movamos mucho, que "se peguen" un poco al fondo. Una vez dorada la primera, la sacamos, reservamos en una fuente, e introducimos la segunda. Repetimos el proceso y así sucesivamente. Es decir, las haremos una por una para evitar que empiecen a cocerse en lugar de dorarse.

Cuando hayamos acabado con la última, y con la cazuela vacía aún en el fuego, añadimos en ésta un chorretón de brandy y rascamos el fondo de la misma con una espátula de madera para recoger lo "pegado" de la base. El contraste entre el frío del licor y lo caliente del metal hará que se desprenda con suma facilidad. Este proceso se denomina "desglasado" y con él conseguimos recoger todos los jugos que, de otra forma, se perderían. Por sí mismo, esto creará una salsa deliciosa. Dejamos reducir, si hubiera exceso de líquido, hasta que quede bastante denso y lo añadimos a la fuente donde teníamos reservadas las piezas de carne. Que no quede NI UNA GOTA en la cazuela.

Mientras estábamos dorando las carrilleras habremos aprovechado para ir pelando y troceando las 2 cebollas, los dientes de ajo, los puerros y el tomate, que ya tendremos reservados. No hace falta cortar muy finamente, ya que luego pasaremos y colaremos la salsa.

Echamos otras 2 cucharadas de aceite en la cazuela anterior (con fuego fuerte) y añadimos primero la cebolla, el ajo y los puerros, con una pizca de sal para que "sude" y una punta de cayena. No queremos que pique, sino que le dé un poco de "carácter" al guiso, a la vez que algo de sabor. Removemos y bajamos el fuego, pero no demasiado, ya que también nos interesa que se pegue (¡muy poco!) en el fondo (sin quemarse, obviamente, ya que daría mucho amargor y habría que desecharlo). Lo que queremos, para entendernos, es que las verduras cojan un tono, digamos, "otoñal".

Cuando todo esté "al punto", subimos el fuego y vertemos (sin retirar las verduras) un cacito pequeño del vino del macerado y rascamos otra vez con la espátula de madera para hacer, llamémoslo así, un segundo "desglasado". Cuando reduzca y casi se haya evaporado todo el líquido, echamos otro pequeño cacito de vino y repetimos el proceso. Y cuando casi se haya evaporado, volvemos a repetirlo. Es decir, tres veces en total. Ahora, por fin, añadimos de una vez el resto del vino, con especias y pimienta incluidas, que teníamos reservado.

Ponemos la carne (y todos los jugos obtenidos con el primer "desglasado") junto con el vino, mezclando todos los ingredientes utilizados hasta el momento. Cerramos la olla y lo tenemos, después de que empiece a salir el vapor, unos 15 minutos. Cortamos la cocción rápidamente poniendo la olla al chorro de agua fría, abrimos la tapa y sacamos las carrilleras.

Con ayuda de una batidora (o con un pasapurés) trituramos la verdura, junto con el vino, y lo pasamos todo a otra cazuela a través de un "chino" para que la salsa quede bien fina y sin tropiezos.

Ahora ponemos todo esto a fuego suave y le añadimos otra vez las carrilleras, que aún estarán duras. Dejamos cocer A FUEGO LENTO (con un ligero "chup-chup") hasta que la carne esté tierna, aproximádamente una hora, aunque esto no es una ciencia exacta. Sabremos que están tiernas cuando podamos introducir un cuchillo, sin casi oposición, de parte a parte.

Justo antes de que estén demasiado blandas, las sacamos y dejamos la salsa reduciendo. Las troceamos al gusto, normalmente en forma de escalopes gruesos, y las volvemos a juntar con la salsa.

Es ahora cuando añadimos la sal (¡ojo, no pasarse!) y dejamos un ratito más.

Una de las características de este plato, así como de otros de caza, callos, etc., es que están mucho mejor de un día para otro. EL GUISO SE TIENE QUE ASENTAR. Existe una gran diferencia entre comerlo recién hecho o al día siguiente.


Llegado el momento, observaréis (si todo ha salido bien) que se encuentra en un estado prácticamente sólido. Esto es debido a la cantidad de gelatina que contienen las carrilleras. Lo ponemos a calentar, a fuego MUY, MUY, MUY SUAVE para evitar que se pegue (ahora no nos interesa eso) añadiendo unas GOTITAS (repito, GOTITAS) de agua si fuera necesario.

Cuando empiece a borbotear ligeramente, le ponemos una "nuez" de mantequilla y movemos la cazuela como si estuviéramos haciendo un pil-pil, hasta que se deshaga. Esto le dará un brillo y un aspecto final inmejorable.

Servimos muy caliente, acompañado de una enorme barra de pan y un buen vaso de vino.

Publicado originalmete por Jon DC (SpeedMaster) en A todo diente...!!! Pecadillos gastronómicos

Aunque la receta parece muy larga, es muy sencilla de elaborar, es muy difícil que quede mal, a lo mejor no queda en su punto exacto la carne pero en ningún caso será un fracaso. Es probable que os salga una enorme cantidad de salsa, no es un problema porque se puede congelar y utilizar, por ejemplo, para unas albóndigas. En cuanto al uso de la olla rápida para toda la receta, no lo recomiendo, como os dije antes, van a quedar comestibles, pero la carne no queda tan bien como si la dejamos cocer a fuego lento un buen rato.

Y sobre todo, gracias a quién compartió la receta en la red, es muy buena, si lee esta entrada le animó a publicar las carrilleras al horno, que dijo que lo haría pero aún estoy esperando.


martes, 25 de octubre de 2011

Solomillo de Ternera con Patatas y Salsa Roquefort

Directamente de las montañas de Ávila


En esta receta lo fundamental es la calidad de la carne, un buen solomillo necesita poca elaboración, si seguimos algunas indicaciones básicas tendremos un plato exquisito. Como acompañamiento unas buenas patatas, cocinadas al horno. Y para darle un toque más especial si cabe, una salsa roquefort, pero no la servimos encima de la carne, en salsera aparte, para no enmascarar el sabor.

He utilizado Solomillo de Ternera de Ávila, una carne excepcional que podemos adquirir a muy buen precio comprando on.line. Estoy encantada con "A la Huerta de la Esquina", he tenido la oportunidad de conocerles gracias al blog, y lo primero que me llamo la atención fue que solo sirven en Madrid y Ávila, pero tiene su lógica, ofrecen productos de la zona, sin intermediarios, directo del campo a casa, y de ahí su radio de venta, limitado.

Ingredientes:
- Solomillo de Ternera (medallón)
- Aceite de Oliva Virgen
- Lascas de Sal Maldón

Para las Patatas al Horno:
- Patatas Red Pontiac
- Cuatro o cinco Ajos
- Perejil Seco
- Media cucharadita de Pimentón
- Una cucharada de Vino Blanco
- Una cucharada de Aceite de Oliva
- Sal


Para la Salsa Roquefort:
- 100gr. de Queso Roquefort
- 200gr. de Leche
- Un Huevo
- Pimienta Negra

Elaboración:
Realmente hacer un solomillo es fácil, asi que aprovecho la receta para explicar como me organizo yo a la hora de cocinar un plato de solomillo como comida principal cocinando el plato completo al mismo tiempo que estamos participando de la conversación y con el mínimo tiempo en la cocina.

Lo primero es lavar bien las patatas, las cortamos en daditos sin pelar y las dejamos en un bol cubiertas de agua. Preparamos también previamente la majada para las patatas, machacamos los ajos pelados con el perejil y la sal, añadimos el aceite, el vino blanco y el pimentón y lo revolvemos bien, lo dejamos en el mortero al lado de las patatas.

Preparamos los ingredientes de la salsa, pesamos la leche y la dejamos dentro del thermomix, al lado tenemos el roquefort, también la cantidad pesada, y el huevo junto a la salsera.


Cuando ya estamos todos en casa y vamos a sacar los aperitivos principales encendemos el horno a 200º. Durante el tiempo del aperitivo tenemos el horno precalentando. Cuando ya estamos a la mesa y vamos a llevar el primer plato, aprovechamos el paso por la cocina para meter las patatas al horno: en una fuente ponemos un fondo de aceite y las patatas escurridas del agua, las hemos dejado con piel y cortado a cubitos, echamos un pelín de agua limpia sobre las patatas, como un cuarto de vaso, poquito, que en ningún caso las cubra.

Las patatas están en el horno unos quince minutos, tiempo en el que hemos finalizado el primer plato. En el paso por la cocina encendemos la parrilla para la carne. Sacamos las patatas del horno (el poco agua que echamos habrá hervido y casi evaporado) añadimos la majada y volvemos a meter las patatas al horno.

Preparamos la salsa roquefort incorporando todo los ingredientes en el thermomix y programando 6 minutos, temperatura 85º, velocidad 5.

Para elaborar el solomillo:
Tenemos la parrilla bien caliente, echamos un pelín de aceite, yo lo hago con el spray, ponemos la carne para que se haga por la parte de abajo, cuando está sellada y dorada abajo, con la parrilla marcada, le damos la vuelta y sólo entonces añadimos la sal en escamas, durante todo el proceso tratamos la carne con pinzas, no la pinchamos con tenedor para no perder jugos. A mi me gusta poco hecha, y el punto es cuando en la parte de arriba, dorada, aparecen pequeñas manchas de sangre. Si nos gusta más hecha entonces la tendremos un minuto más, si nos gusta pasada, daremos vuelta y vuelta para que no quede nada de sangre.


En el tiempo que hacemos la carne se habrá hecho la salsa en el thermomix, la batimos fuerte, unos segundos al nueve, para que quede lo más fina posible y la echamos en la salsera.

En el plato ponemos un montoncito de patatas al horno, una tartaleta pequeña de masa quedrada con un poco de salsa roquefort y el solomillo. Poner la tartaleta con la salsa es para dar oportunidad a los comensales de probarla antes de servirse, si les gusta se podrán echar sin miedo de estropear el plato. Siempre presento así la salsa de acompañamiento, personalmente no me gustan mucho las salsas y es una pena que una carne que a la parrilla esta sencillamente estupenda se enmascare cubriéndola de salsa, pero no todos opinamos igual, por eso la idea de la tartaleta.

Por supuesto, un solomillo de ternera de avila de esta calidad a mi me parece comida especial y de fiesta. Y creo que ya se dónde voy a comprar la cena para estas navidades.

En el pédido que he realizado en "A la Huerta de la Esquina" he aprovechado para pedir Judiones del Barco de Ávila, varias hortalizas y algunas frutas. Me gusto la forma de entrega, el repartidor traía sus cestones para trasladar los productos, los nabos, las zanahorias, las manzanas... venían en bolsas de papel totalmente reciclables, el apio y el puerro, sencillamente lo coloco en la cocina donde yo le indiqué, me parece lógico hacer un uso adecuado del embalaje, envolver un manojo de puerros resulta totalmente innecesario.

En realidad mi sensación es la de haber accedido a productos de mercado, a buen precio, no tiene nada que ver la lombarda que me han traido con las mini lombardas que venden en los hipermercados, y por supuesto, lo mejor desde mi punto de vista es la carne y su calidad, creo que con este tipo de venta on.line nos ahorramos la búsqueda del "carnicero de confianza".